miércoles, 4 de abril de 2012

Trabajos

AGUAS DE LA MOJANA

Los pobladores prehispánicos que colonizaron y adecuaron la Depresión Momposina (donde está ubicada La Mojona), iniciaron su poblamiento durante el primer milenio antes de Cristo –desde por lo menos el siglo IX a.C., hasta los siglos X–XII d.C-. Las comunidades que se establecieron en esas zonas fueron los Zen úes, que se organizaron en tres provincias: Finzenú, en la hoya del río Sinú - gobernada por una mujer- era el centro religioso; Panzenú, en la hoya del río San Jorge, era el centro productivo, y Zenufana en los valles del bajo Cauca y Nechí, la más rica en oroLas distintas provincias estaban especializadas y se complementaban entre sí. Los alimentos los producían los agricultores y pescadores del Panzenú. Los ricos aluviones del Zenufana producían la materia prima para las comunidades orfebres, y el Finzenú era tierra de orfebres y tejedores de hamacas, chinchorros y mantas de algodón. Con la caña flecha cosechada en el Panzenú, fabricaban diademas, viseras, sombreros, canastas y esteras, tradición que todavía perdura en las llanuras del Caribe. El desarrollo de la economía y la distribución de los productos se lograron gracias a un sistema de intercambio facilitado por las vías acuáticas Las comunidades que se establecieron en esas zonas anegables lo hicieron por su abundante y variada fauna acuática, tal como se identificó en las excavaciones arqueológicas realizadas por Plazas y Falchetti (1981), en donde se identificaron restos de caracoles, bagre, barbudo, hicotea, morrocoy, babillas, caimán, garza morena y mamíferos como la guartinaja, nutria, ponche y venados. Además, la fertilidad de sus suelos, les permitió establecer cultivos agrícolas intensivos y permanentes, mediante la adecuación de sistemas de drenaje y recuperación de tierras, que cuando bajaban las aguas de creciente las tierras quedaban nutridas por los sedimentos. Esta fue una región densamente poblada desde los primeros siglos de nuestra era hasta una época cercana al siglo X, cuando los Zen úes alcanzaron su mayor desarrollo en la depresión inundable del río San Jorge, como lo demuestran las construcciones de extensos sistemas de canales hidráulicos, con los que construyeron plataformas artificiales, de dos a tres metros de altura,  para levantar sus viviendas de manera que no se vieran afectadas por la subida del nivel de las aguas. En algunas áreas del río San Jorge  surgieron aldeas de más de cien viviendas, con plataformas separadas por grupos de canales cortos que servían de huertas domésticas.  Después del siglo XII d.C., cuando se inició una época seca, la zona fue desalojada y los grupos relacionados sobrevivieron en sitios más altos, en las sabanas del curso medio del río San Jorge y en las del río Sinú.  Hacía los siglos XIII–XIV d.C., se dio un cambio cultural en la zona y la depresión fue ocupada por otro grupo étnico, los malibúes, comunidad que hasta después de la conquista española ocupaba la región del bajo río Magdalena. Esta era una época de niveles bajos de inundaciones, condiciones ambientales que hacían


Menos urgente el control de aguas y eran favorables para esa comunidad que desconocía esta tecnología y que se asentaron sobre los diques naturales de los caños mayores, sin construir plataformas ni canales artificiales   Los malibúes (también llamados pacabuy y sondagua por los cronistas) tenían dos formas de hacer producir la tierra y utilizar los recursos naturales: la agricultura sedentaria, por una parte, y la caza y la pesca, por otra.  En la agricultura desarrollaron cultivos de yuca, maíz, ñame y otros productos alimenticios, así como el algodón. Para ello utilizaban como técnica de limpieza de la tierra la quema a base de fuego controlado, e instrumentos como el palo cavador y la azada de madera o piedra; para la caza tenían los arcos y flechas y para la pesca la canoa, la atarraya, las trampas de mimbre y plantas adormecedoras. A partir de la conquista española, se introdujeron instrumentos, que por ser hierros eran más duraderos: el machete, el hacha, el cuchillo y el gancho. Al palo cavador se le adicionó una punta metálica. La canoa se convirtió en champán –pequeña embarcación con remo o vela- para el transporte mayor de productos y pasajeros de larga distancia. El fuego se siguió utilizando para convertir el monte en rastrojo o en pasto, para facilitar la siembra y cosecha de los productos, y apareció la ganaderiaSistema hidráulico Los Zenúes lograron controlar las aguas de las inundaciones que periódicamente les afectaban, gracias a un sistema hidráulico que conformó la mayor obra hidráulica prehispánica de América, en una extensión de más de 500.000 hectáreas de tierras cenagosas. Este sistema estaba compuesto por canales artificiales y camellones –partes elevadas entre canal y canal- que encausaban las aguas facilitando su salida al mar.  A lo largo de los principales caños se construyeron canales y camellones perpendiculares, con unos diez metros de separación entre sí y una longitud entre veinte metros hasta cuatro kilómetros de  longitud, aunque la mayoría eran de un kilómetro, para evitar que los ríos cambiaran de curso y se desbordaran incontrolablemente. Ahí las aguas se distribuían de manera uniforme, circulaban más lentamente durante la época de inundaciones y, en época de sequía, permanecían humedeciendo los camellones donde se ubicaban los cultivos. Los canales, a su vez, facilitaron las actividades pesqueras en zonas alejadas de las vías fluviales, al servir de criaderos de pescados


ASPECTOS SOCIALES 
Los pobladores de la subregión de La Mojona dominan una cultura anfibia sometida tanto a los vaivenes de las crecientes de los ríos como a sus sequías.  Saben defenderse en tierra y en agua, pues desde tiempos precolombinos han  combinado las labores agrícolas, pecuarias y selváticas con la fluvial y pesquera en el mismo hábitat. La cultura anfibia explica el poblamiento lineal de caseríos oLos once municipios que pertenecen a La Mojona tienen una población total de 436.209 habitantes, según proyecciones del DANE para el 2003, de los cuales el 52.3% están localizados en las cabeceras y 47.7% en la zona rural, con tasas de crecimientos anual de 2%, 2.4% y 1.5%, respectivamente. La mayoría de la población se concentra en los municipios de Magangué, Ayapel, Majagual, San Marcos y Achí (Cuadro 2). El 55.3% de la población es menor de 25 años y el 71% es población en edad de trabajar (Anexo 16).Las comunidades que habitan la zona rural de La Mojona presentan altos índices de pobreza, como lo muestran los indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI, y de miseria, los cuales en promedio superan el 85% y 57%, respectivamente, y están por encima de los de Bolívar, Córdoba y Sucre, los cuales son altos y muy lejos de los Nacionales  (Cuadro 3). La pobreza está relacionada con el problema de acceso a la tierra y bienes comunes, así como con la disminución de las actividades agrícolas y la producción pesquera. Por otra parte, a la mala calidad de la vivienda y cobertura de los servicios públicos (agua, alcantarillado, aseo, educación. Salud, entre otros) que no cubren las necesidades básicas.