AGUAS
DE LA MOJANA
Los pobladores prehispánicos
que colonizaron y adecuaron la Depresión Momposina (donde está ubicada La Mojona),
iniciaron su poblamiento durante el primer milenio antes de Cristo –desde por
lo menos el siglo IX a.C., hasta los siglos X–XII d.C-. Las comunidades que se
establecieron en esas zonas fueron los Zen úes, que se organizaron en tres
provincias: Finzenú, en la hoya del río Sinú - gobernada por una mujer- era el
centro religioso; Panzenú, en la hoya del río San Jorge, era el centro
productivo, y Zenufana en los valles del bajo Cauca y Nechí, la más rica en
oroLas distintas provincias estaban especializadas y se complementaban entre
sí. Los alimentos los producían los agricultores y pescadores del Panzenú. Los
ricos aluviones del Zenufana producían la materia prima para las comunidades
orfebres, y el Finzenú era tierra de orfebres y tejedores de hamacas,
chinchorros y mantas de algodón. Con la caña flecha cosechada en el Panzenú,
fabricaban diademas, viseras, sombreros, canastas y esteras, tradición que
todavía perdura en las llanuras del Caribe. El desarrollo de la economía y la
distribución de los productos se lograron gracias a un sistema de intercambio
facilitado por las vías acuáticas Las comunidades que se establecieron en esas
zonas anegables lo hicieron por su abundante y variada fauna acuática, tal como
se identificó en las excavaciones arqueológicas realizadas por Plazas y Falchetti
(1981), en donde se identificaron restos de caracoles, bagre, barbudo, hicotea,
morrocoy, babillas, caimán, garza morena y mamíferos como la guartinaja,
nutria, ponche y venados. Además, la fertilidad de sus suelos, les permitió
establecer cultivos agrícolas intensivos y permanentes, mediante la adecuación
de sistemas de drenaje y recuperación de tierras, que cuando bajaban las aguas
de creciente las tierras quedaban nutridas por los sedimentos. Esta fue una
región densamente poblada desde los primeros siglos de nuestra era hasta una
época cercana al siglo X, cuando los Zen úes alcanzaron su mayor desarrollo en
la depresión inundable del río San Jorge, como lo demuestran las construcciones
de extensos sistemas de canales hidráulicos, con los que construyeron
plataformas artificiales, de dos a tres metros de altura, para levantar sus viviendas de manera que no
se vieran afectadas por la subida del nivel de las aguas. En algunas áreas del
río San Jorge surgieron aldeas de más de
cien viviendas, con plataformas separadas por grupos de canales cortos que
servían de huertas domésticas. Después
del siglo XII d.C., cuando se inició una época seca, la zona fue desalojada y
los grupos relacionados sobrevivieron en sitios más altos, en las sabanas del
curso medio del río San Jorge y en las del río Sinú. Hacía los siglos XIII–XIV d.C., se dio un
cambio cultural en la zona y la depresión fue ocupada por otro grupo étnico,
los malibúes, comunidad que hasta después de la conquista española ocupaba la
región del bajo río Magdalena. Esta era una época de niveles bajos de
inundaciones, condiciones ambientales que hacían
Menos urgente el control de
aguas y eran favorables para esa comunidad que desconocía esta tecnología y que
se asentaron sobre los diques naturales de los caños mayores, sin construir
plataformas ni canales artificiales Los
malibúes (también llamados pacabuy y sondagua por los cronistas) tenían dos formas
de hacer producir la tierra y utilizar los recursos naturales: la agricultura sedentaria,
por una parte, y la caza y la pesca, por otra.
En la agricultura desarrollaron cultivos de yuca, maíz, ñame y otros
productos alimenticios, así como el algodón. Para ello utilizaban como técnica
de limpieza de la tierra la quema a base de fuego controlado, e instrumentos
como el palo cavador y la azada de madera o piedra; para la caza tenían los
arcos y flechas y para la pesca la canoa, la atarraya, las trampas de mimbre y
plantas adormecedoras. A partir de la conquista española, se introdujeron
instrumentos, que por ser hierros eran más duraderos: el machete, el hacha, el
cuchillo y el gancho. Al palo cavador se le adicionó una punta metálica. La
canoa se convirtió en champán –pequeña embarcación con remo o vela- para el
transporte mayor de productos y pasajeros de larga distancia. El fuego se
siguió utilizando para convertir el monte en rastrojo o en pasto, para facilitar
la siembra y cosecha de los productos, y apareció la ganaderiaSistema hidráulico
Los Zenúes lograron controlar las aguas de las inundaciones que periódicamente les
afectaban, gracias a un sistema hidráulico que conformó la mayor obra hidráulica
prehispánica de América, en una extensión de más de 500.000 hectáreas de
tierras cenagosas. Este sistema estaba compuesto por canales artificiales y
camellones –partes elevadas entre canal y canal- que encausaban las aguas
facilitando su salida al mar. A lo largo
de los principales caños se construyeron canales y camellones perpendiculares,
con unos diez metros de separación entre sí y una longitud entre veinte metros
hasta cuatro kilómetros de longitud,
aunque la mayoría eran de un kilómetro, para evitar que los ríos cambiaran de
curso y se desbordaran incontrolablemente. Ahí las aguas se distribuían de
manera uniforme, circulaban más lentamente durante la época de inundaciones y,
en época de sequía, permanecían humedeciendo los camellones donde se ubicaban
los cultivos. Los canales, a su vez, facilitaron las actividades pesqueras en
zonas alejadas de las vías fluviales, al servir de criaderos de pescados
ASPECTOS SOCIALES
Los pobladores de la
subregión de La Mojona dominan una cultura anfibia sometida tanto a los
vaivenes de las crecientes de los ríos como a sus sequías. Saben defenderse en tierra y en agua, pues desde
tiempos precolombinos han combinado las
labores agrícolas, pecuarias y selváticas con la fluvial y pesquera en el mismo
hábitat. La cultura anfibia explica el poblamiento lineal de caseríos oLos once
municipios que pertenecen a La Mojona tienen una población total de 436.209
habitantes, según proyecciones del DANE para el 2003, de los cuales el 52.3%
están localizados en las cabeceras y 47.7% en la zona rural, con tasas de crecimientos
anual de 2%, 2.4% y 1.5%, respectivamente. La mayoría de la población se
concentra en los municipios de Magangué, Ayapel, Majagual, San Marcos y Achí
(Cuadro 2). El 55.3% de la población es menor de 25 años y el 71% es población
en edad de trabajar (Anexo 16).Las comunidades que habitan la zona rural de La Mojona
presentan altos índices de pobreza, como lo muestran los indicadores de
Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI, y de miseria, los cuales en promedio
superan el 85% y 57%, respectivamente, y están por encima de los de Bolívar,
Córdoba y Sucre, los cuales son altos y muy lejos de los Nacionales (Cuadro 3). La pobreza está relacionada con
el problema de acceso a la tierra y bienes comunes, así como con la disminución
de las actividades agrícolas y la producción pesquera. Por otra parte, a la
mala calidad de la vivienda y cobertura de los servicios públicos (agua, alcantarillado,
aseo, educación. Salud, entre otros) que no cubren las necesidades básicas.
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